sábado, 14 de mayo de 2011

COLOSO - El Velero


Obra COLOSO, ¡por fin!, a 15 días de ver la luz vía www.lulu.com, por supuesto (el medio del sin pituto). Aunque en algunos de los post anteriores, creo haber ofrecido otro extracto de este libro... ¡Bueno, qué tanto! Ofrezco otro extracto, nuevamente, para los 500 y algo de visitas que tiene este blog entre el silencio y el anonimato :)
¡Algo de adicción a la presión propia!

EL VELERO

Va navegando vigorosamente…

Surcando a través de las estrellas,

cortando el mar de las frágiles membranas pintadas por los cuerpos celestes.

Oh, mi hermoso Velero

Tan desesperado por la intriga,

el misterio de sentir la verdad de... ¡El dolor de!... Amar a otro…


Entonces, déjame conocerte…

Suplicó, cándidamente, este simpático Velero,

navegando sobre las aguas más puras,

y más traicioneras a su instinto, a la vez…

¡Entonces, muere de una buena vez!

Ofreció un mar belicoso,

desbordado, ¡desconsolado!,

afectado por ver su Luna llena de luciérnagas,

¡morir!, lentamente, en la alborada...


El velero, se abrazaba a sí mismo,

desamparado, ¡desolado!,

con todo el dolor del rechazo,

sombreándole alrededor,

sintiendo que la brisa se llevaba la respuesta del porqué…

La cruel indiferencia suele golpear constantemente las astillas que nunca podían cicatrizar,

¡el calvario de toda sus ilusiones!,

el dolo de la mala fortuna que el destino disfrutaba concederle…


El velero…

¡Pobre navío!...

Se entregó así a los últimos deseos platónicos,

que guardaba dentro de la luz débil de su proa, besándose contra un extenso coral que desgarraba su quilla.

¡Se retorció de placer!

Los nenúfares se asomaban desde el fondo del océano,

desde el vientre en hemorragia de esperanzas.


¡Tanta velocidad!

¿Para qué seguir con esta tortura?


Quizás, la nave no quería dejar que la derrota alzase su bandera sobre el orgullo de su mástil mayor.

¡La luz aún perduraba!

¡La bandera de su sonrisa aún flameaba!

El rechazo no iba a lograr entrelazarse con la densidad de la neblina,

el perfume de la noche vendría a refrescar el velo mayor,

¡la velocidad mantendría así la esperanza viva!



¿Porqué sufrir de promesas que no han sido tejidas con hilos de plata ni intenciones nobles?


¡Y de pronto!...

Aquello, dentro, inserto en las profundidades que reclamaban por el cuerpo del Velero,

llamó muchas veces al otro y sin embargo,

nunca pudo saber su nombre….


¡Ve tras ese viento maldito!

– Los distintos ecos de las profundidades, demandaban.

Y así, se inició la cruenta cacería,

con el matiz que congeló las ilusiones,

con un exánime haz de luz sobre el horizonte.

“Sostenlo en tus brazos húmedos...

¡Una vez más, inténtalo!

Surca a través de aquellas aguas enigmáticas,

¡que ya te deseasen devorar!

Recoge todos tus suspiros,

riégalos por todo el pro de su cuerpo caliente,

de quien desea acompañar tus aventuras interestelares…

El infortunio; ¡esa sombra que siempre acecha!

ahógalo en el oasis de toda tu vida,

entiérralo en la isla que gobierna tu alma.

¡Vamos, hermoso Velero!,

haz que tu luz nunca deje de brillar para mí…”


Loable, el esfuerzo de los remos,

que ignoraban estar bogando a lo inevitable.

Allí, estaba una prisionera virtual,

presagiada hace muchos años,

¡jamás descubierta entre los océanos!

ya envejecida por el rechazo de las aves marinas,

y ahora a rostro descubierto…

La dulce y letal Desgracia.


¡La suerte del Velero estaba echada!


Escapa lejos,

príncipe de la huerta de mis sueños…

¡La Luna está cayendo al mar!,

hordas de olas gigantes vienen por ti.

¡Escapa tonto velero!,

¿es que las fauces de la noche no están próximas a tu semblante?

¡Escapa, por favor!,

alza tus velos, mi goleta decorada con estrellas,

incrementa la luz de tu proa.

¡vienen sombras densas a envenenarte!

¡Oh!, escapa alma mía de ese mar tan inmenso y oscuro, con su sólo propósito de castigarnos...



M

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