jueves, 27 de mayo de 2010

Publicaciones

Con mucho orgullo, presento la publicación de dos de mis trabajos literarios: "15" e "IRON&KO".
Ambas obras están disponibles en la website www.lulu.com

No obstante, adjunto los links directos para ver cada uno de estos libros :)

"15"
www.lulu.com/content/libro-tapa-blanda/15/8873756


"IRON&KO"
www.lulu.com/content/libro-tapa-blanda/ironko/8839273

Perdón que los enlaces no estén directos, cosas de blogger que no permite realizar! >:(


Saludos

M

lunes, 24 de mayo de 2010

FORTUNA

Dos días y medio en Buenos Aires, y nada más que imágenes pasando como enjambres dentro de mi cabeza. Y ahí estaba yo, tirando de una maleta a maltraer y buscando una respuesta para todo.
El hecho de estar en la República hermana Argentina, me trajo consigo sabores que creí perdidos en mi paladar… No obstante, por mi naturaleza curiosa, me dejé absorber por la calma y pensar que todo a su tiempo vendría a colocarse en posición… Por primera vez, no controlaba nada de lo que iba haciendo.
Es quizás los parecidos a otras ciudades que he estado, que Buenos Aires no me fue indiferente, nos saludamos ambos sacando nuestros sombreros, un beso de bienvenida y libertad plena para que uno haga lo que quiera con el otro.
Y así fue… Sentado en un taxi que logró raptarme de un semblante opaco y brumoso tal como la neblina que cubría el Atlántico. El conductor no sólo se mostró afable, sino que benevolente con lo que mis ojos expresaban en ese mismo instante. Cualquier apretón de manos, significaba mucho para las emociones que me hacían presa.

El hotel, ¡impecable! Tal como cada detalle que planifiqué antes. Una habitación preciosa que se prestaba para el objetivo inicial, pero que no vería jamás una hermosa flor irradiando el color de aquel sentimiento que no sé cómo se fue directamente a la basura. Caí un poco en pánico, buscando los diversos roles que he creado, pero la soledad se encargó de encararme, gritarme a la cara lo evidente y soltarme un beso para que me diera cuenta quién realmente era… El puñal fue siendo retirado lentamente de mi alma, y pude contemplar un poco de la luz que se filtraba por esa ventana que me invitaba a cruzarla.
Había tanta hermosura en todo lo que diseñé de ese viaje, que verla caer en esquirlas sobre mis pies, logró desestabilizarme completamente. Sin embargo, pude enfocar mi mente en un nuevo sueño, algo realmente puro que nadie esta vez podría quitarme… Y así fue como le sonreí al espejo y me besé la imagen.
Esa noche me emborraché como nunca. Bailé, canté mierdas de canciones, mentí a quemarropa, lloré, insulté al cielo, y acabé con una de las tan famosas y odiadas night stands. No sé si me sentí abrazar por alguien en la noche, pero siempre supe que estuve solo…

La resaca no pudo frenar mis pasos hambrientos de la mañana siguiente… Caminé por dos horas, sin destino específico. Contemplaba las nubes y la expresión de los edificios, y una que otra fotografía fue detonada como un dardo por mis manos temblorosas. Me dirigí caminando al famoso barrio de La Boca, consciente del peligroso viaje en que me involucraba, pero no me importó… Ya creía ser inmune a cualquier golpe o estocada… También, ya nada podían robarme.
Las parejas bailando el sensual tango, sobre los dulces adoquines de Caminito. Las casas multicolor, el alegría de los lugareños y el beso de una ciudad que venía a tomar mi mano, me pintó una sonrisa y una señal que no había visto; la importancia de un alma satisfecha. Y con el fervoroso movimiento de unas piernas de mujer, mi corazón latió excitado por descubrir más allá.
Otro taxi me sedujo, otro conductor que me estrechaba la mano, otra vez los mismos rostros en las calles preguntándome “porqué”. Obsequié a cada mirada un beso, ¡no tenía nada que ocultar!

La masa de gente celebrando en las calles el bicentenario. Miles de emociones por segundo que me envolvían en la onda magnética. Miles de voces me preguntaban mi nombre, y yo robé todo esa energía para sembrarla en el huerto de mi vida que tengo que reparar ¡ahora, ya!
¡Eso es!, sembrar es la respuesta…

Entonces, sembré las sonrisas sobre las laderas de mi alma…
El calor humeando como nutriente de mi cerebro…
Los besos como el abono de mi esperanza…
La realidad como la guía de mis sueños renovados…

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Y así me perdí nuevamente por las calles en el atardecer… Bailando un tango suave con mi sombra, y olvidando todo lo demás, para yacer otra vez en una cama, donde esta vez la buena fortuna, vendría para abrazarme toda la noche y no dejarme solo nunca más…

.

miércoles, 19 de mayo de 2010

AVE DE LUZ

Hoy es un día para honrar aquello que nos demuestra que la oscuridad alguna vez tiene que ceder. No puede llover todo el tiempo, y el horizonte junto al amanecer, comienzan a ser claros. Con esto, comparto un extracto de mi nuevo libro "ARENA BLANCA SOBRE HIELO"



MI AVE DE LUZ

¿Es acaso esto…

(un largo suspiro mientras abarco la inmensidad)

Un gran océano?...

¿Es acaso esto, algo tan inmenso?
Una substancia que nos rodeará por completo,

cortándonos la salida.

Tal como lo había soñado,

¡así como aún lo deseo!

¿Cómo fue que pudimos llegar tan lejos?

– Le pregunté al viento que merodeaba por mis orejas,

mientras sentía como la Arena Blanca corría por mi rostro, deslizándose a través de mis labios…

Pero, aquella herida inmediata,

¡tan profunda!,

provocada por esa masa de aire descontrolada,

¡celosa de mí y mi fortuna!,

de poseer la semilla de tu ilusión,

dejó que mi cuerpo se desangrara, lentamente,

¡en pleno abandono!,

sin abrazos para despedir la última gota de vida,

sin una caricia bajo el mentón,

y con el susurro constante de una estrella en agonía.

Pero nunca así, pudo verter todo el amor que sentía dentro.

¡Toda esa maldad eólica!, ¡nefasta!, a propósito…

Sólo porque el calor de tu mano (apretando fuertemente la mía), bloqueaba todo los embates para derribar nuestras sólidas esperanzas.

¿Qué le habíamos hecho al mundo?,

¡salvo unir nuestras almas!...

Y tus ojos brillaban increíbles,

tanto como para atenuar el pánico,

que inevitablemente, se apoderaría de mí,

cuando ya la fuerza de mis manos no pudieran sostenerte, nunca más.

Tú allí; la presencia poderosa…

Me tranquilizaba el verte,

un simple talismán, como un ronroneo de nuestras sonrisas felinas.

Ningún miedo, ¡ninguna duda!,

se atrevía a romper en mil pedazos,

tantas de las promesas que siempre pendieron al vacío,

dentro de este acantilado que ya, casi nos puede morder los pies.

Al parecer,

se deslizaron algunas lágrimas por mi rostro.

Llegaron a mojar el velo que te cubría las piernas,

y creí así, oler por primera vez la fragancia de la paz…

No dudé en colocarme de rodillas, frente a ti,

¡con gran esfuerzo!,

pero con ferviente hidalguía.

Sólo una mirada bastaba,

algo suave como la comisura ascendiente de tus labios sedosos,

podría secar la lluvia cálida desde mis ojos temerosos.

¡No había límites!

Podíamos maquillar el romance a nuestro antojo.

Hablé del miedo profundo que me oprimía,

mientras nos abrazábamos sobre el borde del vacío,

que comenzaba a desmoronarse, con cada pedazo de tierra colapsando, de la base que siempre nos sostuvo.

Quise recitar aquel canto que compré al cielo por la módica suma de mi redención,

pero el silencio se había retirado acobardado por el océano que comenzaba a crecer en furia,

con olas y golpes furiosos contra nuestra isla pequeña y esbelta. Y así, se llevó mi voz…

Insistí en cantar,

a pesar del escenario adverso,

pero tus labios me besaron repentinamente,

tratando de sepultar el sonido gutural de mi respiración, para prolongar en algo, lo que me quedaba de vida...

¿¡Qué importa el huracán!?

¿¡Qué importa ese cielo lleno de relámpagos!?

¡Que traigan todos los desastres de los diversos reinos!

Cuando ese beso hizo del rubor mi gloria

(tuve que tocar mis labios para convencerme),

tuve que recobrar la noción de la complejidad de haberte obsequiado mi alma dentro de esas flores,

que nunca parecían marchitar.

Decías que éramos indestructibles,

y con esa aseveración,

tu don de pacificar todas las aguas inquietas de mi mente, se fortalecía…

De dónde provenías o pertenecías,

nunca me quedó del todo, muy claro.

Nunca te había visto antes en mi vida,

pero apareciste allí, para darme cobijo en la tormenta.

Yo, aún arrodillado,

comenzaba a sentir el letargo invadiendo mi carne,

la sangre ya parecía abandonar por completo aquellas venas cansadas, y flaqueé…

¡Ja!

Rápidamente, me cogiste en tus brazos,

evitándome la caída al abismo por peso propio.

Tus brazos me acunaban tal como una madre mece a un hijo que ha nacido muerto.

¡Un sollozo!,

cuando te quedaste con la canción que compré al cielo…

Levanté la cabeza, antes.

Deseaba mirarte por última vez,

pero el pánico y la oscuridad,

se apoderaban de mis pensamientos,

jalándome definitivamente hacia el risco y a los brazos enormes del océano.

“Dulce, dulce sueño…

Has de ver cómo en ángel, me vuelvo.

Dulce destino, cuida mis alas que abandono mi amor divino.

Dulce romance, no te veré más, aunque este dolor me traspase.

Ave de luz, ave de luz, ave de luz”

Finalmente,

el manto sofocante de la muerte llegaba.

Me depositaste sobre el suelo con extremo cuidado,

un último: - te amo, amortiguó mis brazos abiertos.

Y así, vi tu figura lanzarse al acantilado…

Un par de minutos,

entre la condensación del silencio, que humedecía los vestidos pálidos del deceso,

creí percibir unas alas vigorosas abatirse,

¡imponentes!, despegando en un vuelo majestuoso.

Podía saborear la luz que irradiabas en mis labios rigidizados, tan intensa, tan libre…

¡eras un Ave de Luz!

Sobrevolaste mi rostro inerte, muchas veces,

y los besos cogían el tren de la eternidad con cada destello de tu energía luminiscente,

terminando así, los últimos minutos de mi vida.

¡Debo decir que estoy agradecido!

Por el paraíso de haberte tenido dentro de mi alma.

Millones de soles aparecieron para acompañarte en el luto, te cubrieron la desnudez por un instante,

y con gran destello, te consumieron para sí.

Y así, fue como te perdiste en el horizonte…

Volando a través de la densidad que une al universo con el rostro de una estrella y un eco del latido de vuestros corazones… ¡Eso significa sembrar el amor mutuo!

Un horizonte iluminado que se superpone a cualquier ángulo del sacrificio.

El paraíso y el fruto que crecería dentro de nuestras almas, que ninguna muerte podría alcanzar jamás.





M

lunes, 10 de mayo de 2010

Cordón umbilical


Entre el divorcio nocturno total de mis párpados con mis ojos, paseaba las imágenes de un mundo cotidiano, sincronizado, ¡predecible! Y el no poder conciliar el sueño por cualquier motivo, se asemeja mucho a leer un libro bajo los efectos de la droga, cuando se está en cama. Sin embargo, ahí estaban mis fantasías de sábado en la noche, con un dolor aún vivo pero con mi propia naturaleza emitiendo el analgésico.
Entre todas esas imágenes, se vino a mi mente el día de la Madre…
A este lado del mundo, se rinde honores el día 09 de Mayo a la mujer que alguna vez nos acogió dentro de sus entrañas, suministrándonos de sangre, masa encefálica, amor y sueños de buenaventura. Algunos dicen, que en cada día se debería agradecer a vuestras madres, por una labor increíble que juegan en el ciclo de la vida propia. Algunos como yo, pensamos que no tenemos porque celebrar tal día, ya que mi Madre está en todo lo que soy, y yo vivo en el brillo de sus ojos. Es ya un regalo mutuo, el hecho de que ella sea mi Madre y yo sea su hijo. El amor está allí siempre, está en cada gota de sangre que alimenta a las distintas células, cada vez que uno utiliza la visión para contemplar… Pues todo alrededor, viene de la creación de algún ser mágico que tiene el divino poder de hacer de un sueño algo tangible y palpable. Esa misma definición puedo usar con mi Madre.
Creo que las personas (y me incluyo), ante estos días en qué algo se celebra, nos angustiamos mucho más por no saber qué regalar en vez de reflexionar cómo es que llegamos a crecer física y mentalmente. Es salir de un “jaque”, el hecho de comprar un par de rosas, una torta o cualquier cosa que tengamos que pasar por caja. Yo ayer, estaba más molesto con el asunto de si debería regalar algo o no. ¡Materialismo en todo! Y no digo esto de tacaño, sino que siento que no necesito regalar nada material a mi Madre, para demostrarle todo el amor que siento.

Y así comenzó mi día, esperando el autobús (micro en jerga chilensis) en la esquina de mi madriguera. En mi cabeza aún estaba el asunto del regalo (contradicción bipolar interna), y mientras debatía el tema en mi mente, pude palpar la irritación que sienten todos los Santiaguinos que tienen el envidiable placer de esperar por horas los frutos “abundantes” que otorga el Transantiago, como medio de transporte. Ya comenzaba a enfadarme, treinta minutos de pie, un sol implacable sobre mi cabeza, un orzuelo maldito que se burlaba en mi vanidad, y anclado a un lugar en el que el pavimento parecía hacerme prisionero. El acto de uno de los tantos artistas callejeros que ya son plaga, hacía de mi enfado aún peor, con su número artístico que no tenía nada de novedoso (elevar dos naranjas es como llevar el vaso de vino a la boca) y tampoco pensaba en improvisar… Pero se hacen llamar “artistas”.
Ese animal de venas frías, con cara metálica y vidrio, y expresión de sufrir mientras más gente suba dentro de sí, jamás llegó. Por lo que me vi obligado a caminar hacía la estación más cercana del ferrocarril subterráneo metropolitano; alias “metro”, con el enfado de haber tenido treinta minutos más extras de pensar en "un regalo", cuál incertidumbre parecía volverse en un caso demasiado complejo de resolver. Por las calles, cientos de personas con ramos de flores en las manos, caminaban sin siquiera emitir una leve sonrisa, parecían torturados. Quizás, en sus mentes estaba el fútbol, la teleserie del “guerrero del amor” (no he oído algo que me produzca más vergüenza ajena que esto), o cualquier panorama que se dejó de hacer, sólo por cumplir con el calendario.
Me pregunto qué sucedería, si pudiera entorpecer las fechas, cambiar las festividades o cambiar el sentido de lo que se celebra, todo lo que una sociedad considera estándar para todos los que vivimos en ella... La Navidad la celebraría el 21 de Enero, mi cumpleaños el 30 de Febrero, el día de la madre apenas despierte al día siguiente, el día del niño se posterga para el año 2050, el día del trabajador se elimina para que se utilice para “trabajar”, sino llamarlo el día del ocio. ¡En fin!
Finalmente, violé mi propio código y compré un regalo bastante humilde, más que nada funcional de acuerdo a lo en ese instante mi Madre podía estar necesitando. Una vez en casa, el abrazo de mi Madre me bañó en aquella infancia que veo siempre en el brillo de sus ojos. Sonreímos, no le dije que la amaba, no le dije que era la más linda en ese día, sólo le sonreí, pues ambos ya lo sabíamos y no había espacio para la duda. En la compra de un regalo, no sólo gaste un poco de dinero sino que horas preciosas que pude haber gastado conversando con ella, explicándole lo que va sucediendo en mi vida y escuchándole.

Y así, sentí que era un día cualquiera, salvo que volvía por un instante a ese nido que aún conserva algo de mis plumas de cuando era un polluelo. Mi Madre no pedía nada, sólo verme y saber de mí. Con cada cosa que relataba, ella respiraba más hondo viviendo la situación como si realmente la sintiera, fue allí cuando me di cuenta que había nacido pero aún seguía conectado con aquel cordón umbilical. Viviendo en un mundo que mi madre desinteresadamente me había ofrecido.
Nunca hubieron brazos que me hicieran sentir tan protegido, nunca hubo alguien que sintiera tanto orgullo de mí a pesar de los fracasos y múltiples defectos. Por ahí leí en uno de los postulados de un amigo (bueno, estatus en facebook), algo así: “si tuviera la oportunidad de volver a nacer, no lo dudaría un segundo en volverte a elegir”. Qué hermoso es pensar con la seguridad de que vuestra Madre pensaría exactamente igual… Algunas conexiones nunca se pierden.

viernes, 7 de mayo de 2010

PUENTE FINAL


Hoy es un día de gran dolor... Por fin conozco al más horrible de los infiernos que he vivido; el más crudo que he podido sentir en el alma. Ahora, me doy cuenta que me estoy convirtiendo en algunas de mis prosas o historias, ya que me siento hundir en aquellos pantanos que suelo describir tan lúgubres...
Ella me enseñó a ser "positivo", mirar siempre hacia el frente. Pero ahora, ella me traiciona y me deja demasiado débil, depositándome en la cama más gélida que un amor quebrado puede otorgar. Mis instintos reaccionan, ¡estoy desesperado!, tratando de encontrar la salida cuando antes, quizás antes me hubiese dado por vencido inmediatamente. En fin!, aún en estos momentos utilizo las enseñanzas de aquella que amo con tanta fuerza que llega a doler

Aunque tengo que confesar, que pasó por mi mente un acto que no me volvió a visitar. Quería recordar aquella poesía oscura que escribí cuando estuve en el intento más serio de suicidio, durante mi errática juventud. ¡Ahora estremezco sólo pensarlo!

Tenía en ese instante la edad de 17 años, ¡recién cumplidos! En aquellos años, sólo podía ver oscuridad en mi vida y no tuve la suficiente valentía de afrontar la adversidad que se había obsesionado conmigo(ahora valentía es el valor que más tengo, no así la suerte).

Advierto, que el siguiente trozo del libro "15 -INTENTOS DE SANGRAR", contiene un lenguaje muy gris y un dolor existencial sofocante...


EL PUENTE FINAL

¿Por cuántos días sobrevolarán estas aves negras, esas asfixiantes alturas dentro de mi mente?...
Cuervos, buitres, ¡cuervos y buitres!, vigilando a veces desde la cornisa, como esperando la invitación de abalanzarse.

Miles de sombras sisean al verme pasar con mi cabeza que no puede levantar la vista,
voces susurran a través de las piedras, mi triste arribo ha sido anunciado,
mis ojos enrojecidos de lágrimas se reflejaban sobre los charcos de agua que dejó la última tormenta que no pude derrotar.
Las copas de los árboles comenzaban a llorar, desesperadamente, meciéndose con el dolor de que me perderían para siempre.
Un día gris, ante el suicida que reta a su propia oscuridad, desde las vigas de un puente podrido y cansado de ver el mismo acto.
Abajo, un río silencioso, que ya había perdido la esperanza mucho tiempo atrás.

No habría aplauso alguno, no habría presencia,
cuando el suicida llegase al coito del abismo, aplastado contra la prisión de locura que recorre su mente, y ahogado por los fracasos que aniquilaron los sueños fértiles de una vida.
Fielmente a un momento de tragedia, el aire conserva el silencio para atraparlo cándido hasta el siguiente amanecer...
En la cornisa de la viga ya resignada, y la luz de los faroles que rogaban al cielo repentinamente ennegrecido, ¡se sentaba aquella silueta para no volver a levantar la cabeza!, ¡retando a la oscuridad!, ¡venciendo la cobardía al dolor!



¿Es este puente la última salida?...
¿Es que esta noche, no piensa actuar en este teatro de dolor?...
Creo divisar un único actor, junto al puente que inspira tragedias.

¿Por cuántos días negros, estas aves negras comerán mi carne?...
Sólo hasta el amanecer… – Dijo una voz asfixiada al fondo del río.
El pavimento pide piedad, pero el acto de rogar perdón cae fulminado con una paloma blanca hundiéndose en las profundidades, derrotada y devorada por los peces nacidos en la miseria de una vida injusta, aquella imagen se pierde dentro de esos ojos que nunca más volvieron a mirar el horizonte.

Pronto, las voces se esfumarían en el frío azotador, que ascendía constante.
Tan sólo un momento con la muerte… Pensó que esto duraría por siempre,
pero la ilusión desaparece, ¡el suicida yace abajo destrozado!,
muerto antes de siquiera venir al puente,
quedando sólo el reto; el breve abrazo de la oscuridad y el eterno beso del aplastamiento.

Es el puente viejo, ¡una última salida!, resignado con sus faroles cabizbajos,
y una mujer anciana llorará sobre una fotografía, pidiendo el perdón ajeno.
No sé si mi alma perdida pudo sonreír mi recuerdo a través del viento que arremolinaba las hojas secas sobre el parque donde sepulté mis últimas cartas con una fotografía.
La tragedia, un gozo de los divinos creadores de este mundo,
encubridores por siempre de este triste acto provocado por la desgraciada al azar del capricho divino.
Un ser que sólo recibe azotes, ¡privado de soñar!, tomará siempre aquel camino que conduce al último puente,
buscando desesperado una última salida desde su infierno mismo en vida.