Con el
piano de Beethoven de fondo,
y derramando
lágrimas de un glaciar sobre mis manos abiertas.
Cerré
los ojos para volver a sentir...
La copa
de vino meciéndose entre cada nota,
el sorbo
de aquel elíxir romántico cavando con nostalgia a través de la garganta y los
recuerdos.
Una
mariposa con carne de sombra, ¡de pronto!,
nació
desde una sonrisa que se me escapó sin aviso, quizás,
producto
de un grato recuerdo :*)
Allá
afuera, los ojos de mi amada brillando,
unas
perlas negras perdiéndose en el reflejo momentáneo del vidrio...
Sus
huellas dactilares desaparecían detrás de él...
¡Nunca debí
haber abierto esa ventana!
Las cenizas
del volcán que caen como plumas de un ángel desintegrado,
y la tos
que no me permite cantar mi sueño, ¡tampoco mi poesía!,
¡ni
siquiera el maldito sentimiento que me tiene preso!
La
quietud de esta habitación dejó marcas de su rouge sobre la comisura de la copa,
que se
refrescaba con el sedimento y los trazos de madera,
justo cuando
caía de mis manos para quebrarse en mil pedazos,
al igual
que mi Ritual de Invocación...
¡Fue una
repentina estocada del piano dulce y trágico!,
a mi
estado tan débil, febril y vulnerable.
¡Le
deseaba ver después de tantos años!
Apagué
las luces. ¡Deseaba soñar!
Apagué
las luces. ¡Deseaba fantasear!
Deposité
mi cabeza con quietud... Tratando de captar un perfume...
Deposité
mi cabeza en la cama vacía… ¡Con
quietud!
Deseando
prolongar aquella imagen difusa.
¡Esos
ojos sobre el vidrio!, rotulados en la corteza de mi mente…
¡Esos
ojos sobre el vidrio!, ondulando dentro de mi copa de vino que se derramaba
sobre mis poesías, las que nunca llegarán a destino
y se
quebrarán en mil esquirlas,
cada vez
que me atreva a realizar mi Ritual de
Invocación...
Así, me
dormí para despertar en un lugar donde no habría necesidad de invocar por su
nombre, ¡nunca más dentro de un silencio pleno!
Sólo
luces irradiando y definiendo el contorno de su rostro,
que siempre
logra devolverme la sonrisa extraviada.
M
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